jueves, mayo 31, 2007

Lo he grabado de la tele

Ejercicios Prácticos con el Audiovisual #1: El guión entre post y modernidad está en tu puta cabeza



Para facilitar una lectura menos distraida de este post les aconsejo que vayan aquí y vean el nuevo videoclip de Garbage para su último single "Tell Me Where It Hurts". Bien, ahora que ya se habrán deleitado todo lo que hayan querido con Shirley Manson, podemos pasar a lo siguiente:



Este vídeo fue colgado por un usuario de YouTube, supongo que antes de que estuviera disponible la nítida versión en vídeo de alta calidad que ustedes acaban de ver. El procedimiento es tan rudimentario (o no) como seleccionar el vídeo del grupo en un directorio de videoclips de pago por visión y, con un trípode dispuesto frente a la no-plana pantalla de televisión, grabar su emisión, pasar el contenido de la cámara digital al ordenador y volcarlo en internet para el consumo y disfrute de millones de usuarios.

Obviamente todos tenemos un pasado, y yo mismo antes de disponer de grabadora de cds en mis obsoletos ordenadores grababa mp3 en cintas de cassette apoyando la grabadora directamente en los altavoces que sacaban al exterior en forma de ondas sonoras mis listas de ceros y unos del Winamp, por lo que este no puede ser un post de burla y mofa por las molestias tomadas por alguien para, a día de hoy, disponer de una copia privada de un vídeo que claramente en apenas una semana estaría en toda clase de formatos por la red. De la misma forma, tampoco se trata de una exaltación de la inocencia o la relación artesanal, y casi tierna, de un espectador con una obra audiovisual. Ni mucho menos. Este post nace de la constatación nada sorprendente de que la segunda versión me parece mucho mejor, un documento con una fuerza fruto de la manipulación a la que el original ni puede, ni se acerca. Tiene una forma (entendida como forma de representación, o sea, como debe ser siempre entendida la forma) que permite la expansión gustosa del mundo de significados de un vídeo musical, por lo demás, bastante flojito —de nuevo en cuanto a aspectos formales, nunca me verán arremeter contra la presencia de Miss Manson delante de una cámara en funcionamiento. No me digan que no, que todo ese pretendidamente pastichero mundo de lujuria cartón-piedra, tímida estilización de la violencia de género y simbolismos de nivel de instituto, no quedan mucho mejor retratados y conformados con el plano fijo, estático, distante, de una pantalla de televisión llena de reflejos lumínicos y que emborrona y deforma toda la fotografía del vídeo.

Si William Klein rodara videoclips, esa artificiosa y comercial imposición industrial de las imágenes que unívocamente, nos dicen, le corresponden a una música, estoy seguro de que los haría así. Y yo lo celebraría.

martes, mayo 15, 2007

Fade to Black


¿Cómo coger la solitaria y lánguida atmósfera plasmada por Hopper en este cuadro y trasladarla a una pantalla para ser reflejada 24 veces por segundo? La respuesta, en Goodbye, Dragon Inn de Tsai Ming-Liang. Un canto de amor nostálgico al cine (proyectado) y una maravilla minimalista más de su excelsa filmografía.

Por fin, ya está aquí el ansiado y esperadísimo nuevo número de Tren de Sombras, con una sobrecarga de excelsos contenidos sin precedentes que apabulla, estreno de nuevo diseño y, literalmente, mil cosas más. Que lo disfruten.


miércoles, mayo 09, 2007

Depuraciones & Purezas

Depuraciones

· Si se puede decir que el gusto por el gag absurdo, el chascarrillo automático, el anti-esquema montypythonesco, el catetismo cool premeditado y la broma privada quedaron indeleblemente prendidos en toda una comunidad etílicotelevidente, internauta y youtubera gracias a La Hora Chanante [una de las pocas creaciones audiovisuales de la televisión española que será recordada dentro de 100 años], la depuración más radical de sus formas se encuentra en la impagable obra de los Venga Monjas. Como pueden ver, ha desaparecido todo lazo de unión con el marco televisivo [aunque en algunos casos persiste una cabecera] para tratarse directamente de gags sueltos [que no significa autoconclusivos... a veces ni siquiera empiezan] y empaquetados en pequeñas píldoras de vídeo a baja resolución, que suponen una depuración tan intensa de ciertos referentes humorísticos que convierten cada descojono chabacano, vulgar, torrencial y risaflojesco en toda una aventura hermenéutica. Pero a mí lo que me fascina es el uso con regusto godardiano del plano-contraplano, de verdad.

· Un caso parecido al anterior: Seth MacFarlane y Family Guy tomaron el legado de Los Simpson para lavarle la cara, dinamizarlo y limpiarle el polvo que había acumulado a lo largo de sus temporadas de desgaste. Una de sus aportaciones fue la de expandir las referencias popculturales hasta el manierismo desfasado en flash-backs y cutaways atesorables pero no faltos de críticas por sus muchas veces gratuidad y desligamiento con la trama argumental del episodio. Pues bien, la serie Robot Chicken creada por Matthew Senreich y Seth "Scott Evil" Green, y recientemente estrenada por el nuevo canal TNT, supone una depuración más de esa concepción del humor como acumulación de parodias multirreferenciales de la cultura popular norteamericana [preferentemente catódica y cuanto más desmitificadora, brutal y moralmente cuestionable mejor]. Ya no hay excusa argumental que valga, ni personajes principales, sólo el más puro e indiscriminado bombardeo de gags desenlazados [la ventaja de utilizar casi exclusivamente personajes previos y astillarlos delante del espectador es que no tienen que trabajar ningún background, ya viene incluido en el paquete]. No me digan que esta joya no está al nivel de obras maestras del corto referencial como Un perro andaluz, el episodio de los Beatles de las SuperNenas o La casa de Asterión.

· Después del fracaso tanto artístico como económico de su película The Beach, Danny Boyle ha reorientado su carrera hacia la revisión y resampleo de géneros cinematográficos muy definidos. El primer caso vino con la estupenda 28 Days Later que fusionaba conceptos de la por aquel entonces trilogía romeriana, referente por excelencia del cine de zombies; después le tocó el turno al cine infantil y familiar como pista de patinaje para deslizar borrachera visual y canciones de Muse en Millions; y ahora llega a la ciencia-ficción espacial con Sunshine, un verdadero catálogo de las más variadas tendencias del género durante los últimos cuarenta años donde el director de Trainspotting derrocha todo su potencial visual construyendo un book temático despojado de toda superfluidad narrativa. Como último apunte, la presencia de su recurrente guionista Alex Garland confirma la contínua revisión de Apocalypse Now y su fascinante Kurtz que revolotea por toda su obra juntos [The Beach, 28 Days Later, Sunshine]. Con algunos de los planos más bellos y más terroríficos vistos en bastante tiempo, Sunshine es todo un peliculón que debería contribuir a revalorizar un poco más a un magnífico director demasiado olvidado en general.

Purezas

· Solo faltan un par de días para tener, manosear, e incluso criticar [¡ese Monterde!] la nueva aventura crítico-cinematográfica-gafotas de Cahiers du Cinéma España. El acontecimiento es de tal calibre que hasta se ha organizado el ciclo (des)Encuadernados, que reúne en pantalla grande algunas de esas películas recientes tan imprescindibles como invisibles. En concreto en la Filmoteca de Madrid se van a proyectar:
— Still life [Jia Zhang Ke], jueves 10 (20:15)
— Rois et reine [Arnaud Desplechin], viernes 18 (19:10) y domingo 20 (19:00)
— Les amants reguliers [Philippe Garrel], martes 22 (20:15) y sábado 26 (19:30)
— Solntse [Aleksandr Sokurov], jueves 24 (20:00) y domingo 27 (20:00)
— Alumbramiento [Víctor Erice] + Café Lumière [Hou Hisao-Hsien], viernes 25 (20:15) y martes 29 (22:00)
— Un couple parfait [Nobuhiro Suwa], miércoles 30 (22:00) y jueves 31 (20:00)

El ciclo también pasará por Barcelona, Galicia y Valencia, pero desconozco las fechas. Hagan por enterarse, merecen muchísimo la pena todas, teodeaese. En concreto, si Rois et reine y Les amants reguliers no son de lo más importante que le ha pasado al cine francés, europeo y mundial del nuevo siglo no sé qué coño son.

· Algún día tocará hablar de The Fountain, pero la emoción es mucha y las palabras escasas. El caso es que Aronofsky sigue en la brecha, una muy suya, pero que a mí me encanta.

jueves, mayo 03, 2007

Cuentas Saldadas & Cosas Pendientes

Cuentas Saldadas

· Si alguien me pidiera recomendación acerca de qué libro de Camus leer, no dudaría un instante: El extranjero, una de las obras maestras del siglo XX.
[Anécdota real, 3 años antes: chico X recomienda dicho libro a chica Y, que disfruta de su lectura durante unos pocos días (la novela apenas sobrepasa las 100 páginas) y así se lo asegura agradecida al chico X cuando "casi no le queda nada" para terminarlo; al día siguiente chica Y espeta a chico X: "eres un hijo de puta". Riesgos de recomendar una novela existencialista: no sirve para follar].
Considero que uniendo dicha obra a la posterior
La caída no se puede tener mejor presentación del pensamiento del genio francés. Desde esa óptica La peste parece más diluida y generalista, pero, ante todo, dramática. Algo que, no obstante, no le hace perder ni un ápice de su valor filosófico y alegórico sobre la condición humana, que si acaso se torna más físico y explícito ante el implacable avance de la muerte y la destrucción procedentes la peste. También es un texto fundamentalmente humanista, donde la solidaridad de sus personajes con el resto de habitantes de la ciudad sitiada es uno de los motores principales de la narración. Pero no se lleven a engaño: esa entrega solamente tiene una recompensa cierta para los pocos que sobreviven —en un body count sin tapujos, los personajes presentados van cayendo como moscas—, la final remisión de la enfermedad, tan aleatoria, eventual y carente de significado como la absurda e impotente existencia humana.

· Otro de esos "textos fundamentales": El malestar en la cultura de Sigmund Freud. Toda una revelación que hace subir muchos puntos en mi escala al austríaco, demasiado devaluado por el incesante bombardeo por parte de la cultura popular de su trabajo simplificado y reducido al detalle sensacionalista. Tampoco quiero descubrir la sopa con ajo ahora mismo. Animo ensimismado a su lectura con detalle y fruición a todos aquellos que no les preocupe alcanzar la felicidad en la vida —los demás podrían llevarse una gran desilusión—. Ojo, porque algunas de las conclusiones a las que se llega en sus páginas son tan políticamente incorrectas, pero al mismo tiempo sugerentes y evocadoras, que puede desenmascarar a más de un pusilánime.

· Desde que gracias a Trainspotting alcanzara la fama y el éxito a nivel tanto underground como mainstream, la carrera cinematográfica de Danny Boyle ha sido duramente cuestionada. A life less ordinary me resulta una comedia thriller muy resultona y excelentemente rodada, 28 Days Later un pastiche del cine de zombies tan entretenido como digno de goce visual y Millions la película que Tim Burton lleva queriendo rodar desde hace ocho años. Tenía clavada la espinita de The Beach, quizás la más cuestionada de todas, en gran parte por el factor DiCaprio inmediatamente post-Titanic. Vista en mi adolescencia de videoclub, lo único bueno que recordaba de ella era a Virginie Ledoyen; revisada la semana pasada, lo único bueno que tiene es a Virginie Ledoyen. Juro que iba buscando la revisión amable y reivindicadora de un director tan atractivo como me parece Boyle, pero me vi incapaz. El desbarajuste narrativo de la película me lo ponía muy difícil, sobre todo adolecida de ese gran cáncer del guión chapucero: las escenas llevan, arrastran a los personajes y no al revés. No sé cómo estará la novela de Alex Garland, de fama tamizada, pero, al menos en imágenes, me hubiera gustado haber visto una actualización de El señor de las moscas menos facilona, vacía y autoindulgente.

Cosas Pendientes

· Volver a The Beach estaba propiciado por la voluntad de prepararme para la proyección de Sunshine, pero aún no he podido ver ni esa ni The Fountain. Sí, ya sé que es una putada. Pero si durante la última semana hubieran estado aplastados por textos aleatorios de Roland Barthes, acuciantes plazos de entrega en relación con el InDesign —se me han despertado instintos sanguinarios contra las mariposas—, cerveza barata en tazas de desayuno e incluso los prolegómenos de una crisis identitaria, tampoco habrían sacado tiempo para acercarse al cine. Pero, exhibidores mediante, la sesión doble caerá.

· La reciente revisión de Exotica y El dulce porvenir de Atom Egoyan se merecía un post en condiciones, también acerca de las ideas humanistas y la vida en soledad versus comunidad plasmadas por el cineasta canadiense en estas películas, pero uno tiende a quedarse embobado escuchando la magnífica música de Mychael Danna para la última de ellas y eso bloquea su juicio crítico.

· Para contribuir aún un poco más a la merma del tiempo disponible para el esparcimiento cultural, la socialización activa, la ayuda humanitaria, la concienciación política, la práctica de deporte al aire libre y la reducción del consumismo, a partir de ahora también pueden buscar pequeñas píldoras de mi repliegue cerebral en twitter.