jueves, septiembre 21, 2006

Everybody Knows


Más o menos todos sabemos que las maquiavélicas invitaciones memísticas vienen envenedadas, pero en este caso la certeramente lanzada por Noel me ha resultado muy divertida y, sobre todo, original, así que no me ha quedado más remedio que perdonarle la vida a sus seres queridos y decidirme a rellenarla. Se trata de contestar a las preguntas con títulos de canciones de alguno de nuestros artistas musicales favoritos, y entre tantos candidatos le ha tocado al inigualable Leonard Cohen. Dejo que su castigada voz haga con susurros los honores:

· ¿Eres hombre o mujer?: I'm Your Man
· Descríbete: The Captain
· ¿Qué sienten las personas cerca de ti?: Ain't No Cure For Love
· ¿Cómo te sientes?: Waiting For The Miracle
· ¿Cómo describirías tu anterior relación sentimental?: I Left A Woman Waiting
· Describe tu actual relación con tu novio/a o pretendiente: Dance Me To The End Of Love
· ¿Dónde quisieras estar ahora?: Chelsea Hotel No. 2
· ¿Cómo eres respecto al amor?: First We Take Manhattan
· ¿Cómo es tu vida?: By The River Dark
· ¿Qué pedirías si tuvieras solo un deseo?: A Thousand Kisses Deep
· Escribe una cita o frase famosa: Don't Go Home With Your Hard-On
· Ahora despídete: Closing Time

Ahora que cada uno se sienta libre de hacer suya la condena, aunque me gustaría especialmente que lo hicieran delirante, KesheR (a poder ser eligiendo Dover como grupo :P) y libertino, dado que nunca tocan temas musicales en sus blogs.

domingo, septiembre 17, 2006

Mee Pok Man



Eric Khoo está considerado como el director más importante de Singapur en estos momentos, gracias al éxito hace ya casi diez años de
12 Storeys (Shier lou) y, sobre todo, la excelente recepción crítica que ha tenido su última película, Be with me, articulación de tres historias románticas en la que destaca la participación de Theresa Chan, sorda y ciega en la que está basada una de las historias, interpretándose a sí misma. Pues bien, el argumento de su primer largometraje, Mee Pok Man (1995) resulta bastante interesante, por su forma de abordar la historia de un solitario y no demasiado lúcido camarero enamorado de una de las prostitutas que son clientes habituales de su restaurante. Para los interesados, habrá SPOILERS a partir de aquí.

El retrato del sórdido mundo de la prostitución en Singapur no pasa de las dos habituales y tópicas pinceladas para enseñarnos como Bunny, interpretada con gran sensualidad por Michelle Goh, sueña con escapar de la única salida que ha tenido para vivir, huir a Londres, alcanzar sus sueños y demás anhelos ya consabidos. Ahogando sus penas y esperanzas escapadizas una noche más, emborrachada en el bar del protagonista, es atropellada justo delante de él. Éste ve el accidente como la gran oportunidad para estar con su anhelada —y gravemente herida— obsesión femenina y raudo la coge en brazos para llevarla a un sitio donde se puedan ocupar de ella. No, no va al hospital, sino a su apartamento: ¿cómo desaprovechar la oportunidad de llevarse a la chica de sus sueños a casa? Por supuesto, sin la posibilidad de recibir ninguna clase de cuidados médicos en sus fracturas y contusiones. A partir de ahí, vuestra imaginación puede hacer el resto. Quizás por eso mismo la película queda tan desinflada, porque, aunque dura y trágica, renuncia tanto a un acercamiento oscuro y viciado a la sórdida situación, como a uno alejado y despreocupadamente costumbrista —al estilo del neorrealismo de Koreeda en Nobody Knows—, ambas posturas que habrían resultado mucho más interesantes que los simples soliloquios del protagonista ante prácticamente un cadáver andante.

En fin, una película con una premisa interesante pero fallida, y también bastante descuidada formalmente, aunque con un par de planos conseguidos y el acertado recurso de ofrecer la escena de sexo entre los dos protagonistas sin sonido. Esperemos que Khoo haya mejorado en este tiempo y Be with me esté más conseguida que su irregular opera prima.

En cuanto a otras películas sudasiáticas vistas recientemente y muchísimo más recomendables, están Mysterious Object at Noon y Blissfully Yours, imprescindibles pilares de Apichatpong Weerasethakul y del puntero cine tailandés, pero de las que se ha escrito ya tanto y tan bueno [1 · 2] que lo único que podría haber aportado habría sido redundante. Lo mejor es atreverse a enfrentarse a ellas con la mente despejada, los sentidos receptivos y, literalmente, dejarse llevar. Cada una de una forma, el documental que se abraza a la ficción y el cine atmosférico de planos persistentes, fundamentales para un estudio y valoración del mejor cine de esta tan rica y cambiante década.

sábado, septiembre 16, 2006

Always ready for a close-up

State of Emergency, brillante campaña publicitaria orquestada por Steven Meisel para Vogue. Un nuevo y muy sugerente juego con los arquetipos visuales y temáticos —recuerda a una iniciada por el canal Calle 13 hace unos años, en esta ocasión sirviéndose del cine negro y policiaco—, de gran inspiración y que, en el caso de ser exhibida en los paneles publicitarios españoles, esperamos que sea rápidamente cercenada por todo tipo de asociaciones siempre alerta y dispuestas a velar por la conciencia y moral colectiva con sus denuncias —así fue en el caso de Calle 13 y, como sabemos, en muchos más... algunos verdaderamente surrealistas—.








jueves, septiembre 14, 2006

Con 2

Porque, ante los últimos acontecimientos que comentaba en este mismo blog, era necesario. La imprescindible revista Tren de Sombras se ha desmarcado con uno de los artículos más certeros y pertinentes que seguramente se puede leer en una publicación cinematográfica española desde hace tiempo. En febrero de 2005 ya se pusieron los puntos sobre las íes de la distribución de ese cine "invisible" en nuestro país en un brillante realizado por Miradas de Cine. Un año y medio más tarde todo sigue igual, y ya es hora de arremeter contra la inanición crítica y el inmovilismo rancio de los gurúes con púlpito para dirigir la formación de los gustos en la mayoría de la población con interés por el cine. Por eso La catatonia nacional me parece una excelente y más oportuna que nunca —tras la bochornosa cobertura del Festival de Venecia que hemos tenido que tragar— llamada de atención sobre esos vicios, que ya no contentos con su dejadez en ocasiones han caído en la mentira y el insulto. La recopilación de citas de los críticos de más calado social —por la difusión de sus publicaciones— habla por sí sola. Un artículo de esos de "hacer amigos" que también se convierte en declaración de intenciones de la propia revista.

Ya de paso que estáis en la página de la revista, tampoco tiene ningún desperdicio la respuesta de Álvaro Arroba, codirector de Letras de Cine, a las declaraciones que José Antonio Navarro (Dirigido Por) lanzó contra él sirviéndose del espacio de la entrevista que se le brindaba en el dossier sobre la crítica española realizado este verano por Miradas de Cine. Que cada uno juzgue por sí mismo; no es que sea necesario elegir un bando, ni siquiera recomendable, pero yo tengo muy claro con qué tipo de defensas casa mucho mejor mi sensibilidad, y el principal problema de la crítica española es esa falta absoluta de pasión, de capacidad de maravillarse o explorar nuevas formas, probar y saborear lo interdisciplinar y no rebozarse contínuamente en un punto inmovilista del que, no sólo consideran que no es necesario salir —avanzar, evolucionar—, sino impensable. Para otros, entre los que no dudo en incluirme, lo impensable es precisamente eso.

miércoles, septiembre 13, 2006

Miami Vice



Puede que sea difícil hablar de Miami Vice tras haberla visto una sola vez, o quizás puede que decir eso mismo sea tenerle ya demasiada consideración. El caso es que la última película de Michael Mann resulta un thriller de factura ejemplar, con toda la maestría de su director para la composición de planos y la búsqueda de imágenes de gran atractivo, una fotografía digital que, si somos capaces de fijarnos en sus notables virtudes (el definidísimo enfoque de los fondos) y evadirnos/consentir sus desgraciadamente también notables "molestias" (el intenso grano nocturno, por ejemplo), nos debería hacer quitarnos el sombrero, una selección musical perfecta y su siempre ejemplar tratamiento de la violencia: crudo, directo, ruidoso, sin silenciador visual ni auditivo. El problema de este conjunto ganador termina por residir en el guión, que sorprende por su escaso trabajo, algo bastante impropio de Mann. El director de
The insider siempre ha buscado profundizar en la naturaleza de sus personajes de thrillers, como en la ejemplar Heat, donde la vida familiar y privada de los implicados en el gran robo tiene un determinante peso sobre la narración. En Miami Vice nos encontramos con una huída más que explícita hacia el arquetipo, personajes maniquíes de dos o tres movimientos y nada más, completamente al servicio de la trama policiaca. El origen televisivo del producto, su pinta alimenticia o la cercanía temporal con el anterior magnífico film de un director que se ha caracterizado por mantener sus proyectos bastante espaciados pueden funcionar como justificaciones, pero en un principio es inevitable la decepción.

Se puede concluir que la película funciona como una muy estimulante muestra de dominio técnico y formal más al servicio de la búsqueda de una atmósfera concreta, la captación/creación de un ambiente propicio para la fascinación —aunque parece quedar claro que Los Ángeles inspira mucho mejor a Mann y al espectador que Miami—, y menos a la construcción de una trama policiaca que despunte de argumentos televisivos medios. Una propuesta que puede gozar de gran fortuna en trabajos dispares y magníficos como
Gerry, L'intrus o Blissfully Yours, pero que en Miami Vice, con sus evidentes ataduras industriales que le impiden abrazarla del todo, no consigue distraernos de lo ridículo del romance entre Gong Li y Collin Farrell o lo olvidado que parece el personaje de Jaime Foxx. No obstante, esperaremos con muchas ganas lo próximo de Michael Mann tras este pequeño traspiés que nada tiene de caída.

lunes, septiembre 11, 2006

La del chino ese

Terminó la 63 edición de la Mostra de Venecia con, frías recepciones de lo esperadísimo de Aronofsky y Lynch aparte, un interesante palmarés dominado por el León de Oro para lo último de Jia Zhang-Ke y con el chascarrillo de que el mal actor Ben Affleck haya obtenido una Coppa Volpi a la mejor actuación masculina por encarnar... al mal actor George Reeves. Justicia poética la de la Deneuve. Como tampoco podemos decir mucho sobre lo acertado o no de los premios al no haber podido ver aún las películas en competición —aunque de entrada el León de Jia Zhang-Ke hace desear algo mucho más estimulante que el Ang Lee del año pasado o el Mike Leigh del anterior—, vamos directamente a lo divertido: ver las reacciones de la armada crítica española desplazada al Lido.

Escudándose en la condición de "película sorpresa" de Still Life con un único pase, la verdad es que por lo leído dudo que muchos ni se dignaran a verla, aun cuando la práctica de una proyección sorpresa ya es habitual en Venecia —el año pasado fue ni más ni menos que Takeshi's— y el título ya se dio a conocer un día antes. Lo más posible es que el nombre del director de The World ni siquiera sonara a nuestros avezados cronistas y prefirieran acumular horas de sueño para, por ejemplo, disfrutar al día siguiente de la proyección de The Devil wears Prada, a todas luces toda una película de festival. Si bien resulta gracioso leer a las enviadas de El Mundo y El País hacer hincapié en la "sorpresa" que supuso el premio y solamente poder transcribir la sinopsis del argumento —o citar a otros corresponsales de periódicos europeos que sí se tomaron la molestia de hacer su trabajo—, lo mejor, como no podía ser de otra forma, viene de la mano de dos totems de lo más rancio de nuestra crítica nacional: los ínclitos Pumares y Marchante. El crítico del Fibergrán, enfadado porque el jurado decidiera "llamar la atención" con tal León de Oro, pasa olímpicamente del máximo galardón y se centra en alabar a la Helen Mirren-Elizabeth II de The Queen, lo último de Stephen Frears, aunque no desaprovecha la ocasión para sentenciar categóricamente la cinta de Zhang-Ke olvidándose, cómo no, de incluir también argumentos. Pero mi favorito es el señor Marchante, quien en esta ocasión se olvida de sus habituales ejercicios de vetustez e intenta justificarse recurriendo a excusas y mentiras que logran dejarle más aún en evidencia —si usted no quiso ver la última película de uno de los directores chinos más prestigiosos de la actualidad es su problema, no hace falta que se invente que fuera proyectada "a toda prisa" cuando ya se sabía de antemano—. En fin, la próxima cita con estos divertidos lazarillos, teniendo en cuenta que el magnífico festival de Toronto, cómo no, pasa totalmente desapercibido por aquí, será San Sebastián. Nando Salvá, ayúdanos.

sábado, septiembre 02, 2006

Ensalada de sábado: Venecia, Alatriste, Faris...

Algunos apuntes para sostener la tesis de que la crítica cinematográfica "seria" en este país es de vergüenza ajena. Las crónicas vegetativas que nos llegan diariamente a través de la prensa desde el Festival de Venecia así lo certifican. Acomodada postura de estos Boyeros y Marchantes de la vida que despachan la última del tailandés de oro Apichatpong Weerasethakul –la perfecta antítesis de Tony Scott o Paul Greengrass– quejándose de que los planos duran mucho y que cuanto más hincapié hacen en alabar la novela de La Dalia Negra, más parece luego a lo largo de su crónica que no han leído el libro de Ellroy. [Inciso: me temo que la académica adaptación de Curtis Hanson de L. A. Confidential provocará malentendidos al contemplar la película de De Palma, previsiblemente de un estilo mucho más recargado y directo; claro, que lo mismo habría pasado si se hubieran leído la ametrallada prosa de aquella]. En fin, aún queda festival por delante, así que mucho más en su diario favorito. Por otra parte, resulta significativo comprobar cómo mientras toda la prensa oficial se ha deshecho en alabanzas publicitarias hacia Alatriste, el nuevo desastre anunciado de la industria española, entre los críticos independientes y de medios digitales los más suaves la ponen a caldo. Si puedo hacerlo gratis ya tendré ocasión de comprobar el desaguisado, pero todo parece indicar que el haber puesto a cargo del proyecto a Agustín Díaz Yanes –de curriculum más que discutible– se ha cargado la posibilidad de sacar adelante una franquicia. A mí, mientras sigan saliendo talentos españoles que con veinte veces menos de presupuesto hacen verdaderas maravillas, tan contento. Pero no estaría mal que la industria (juas) aprendiera un poquito de sus errores.

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La comedia americana actual atraviesa una verdadera edad de oro con intérpretes masculinos como Will Ferrell, Vince Vaughn, Ben Stiller, Owen Wilson o Steve Carrell, pero ya era hora de añadir un nombre femenino a la lista. Anna Faris es la actriz cómica más divertida del momento. Formada en la franquicia de Scary Movies, demasiado limitadas a la referencialidad del momento, ya había demostrado sus grandes dotes para la comedia en películas como The Hot Chick y, para poner un ejemplo más elevado, en Lost in Translation. Por no hablar de Brokeback Mountain, aunque desgraciadamente tampoco funcionara como comedia encubierta. Pero donde de verdad me ha hecho fijarme en ella ha sido en la sorprendente Just Friends, película que podría haber sido la típica comedia romántica con super-mensaje, pero que gracias al personaje de Faris –una exageración extrema en versión musical del que interpreta en LiT– y a la decidida apuesta por una constante fisicidad en los gags se consigue que la obligatoria moraleja quede diluida hasta un nivel donde no llega a molestar demasiado –similar a lo que ocurre en la capital Mean Girls–. Desde ya les digo que si en esta película aparecieran Ben Stiller en el papel de Ryan Reynolds y Owen Wilson en el de Chris Klein, aparte de casi alcanzar la perfección, sería más nombrada.