martes, junio 21, 2005

Baleman Begins



Con Batman Begins llegaba uno de los estrenos más esperados del año y, a la vez, el primer plato fuerte del tan temible verano cinematográfico. Desde que hace varios años se empezara a mencionar el proyecto de un nuevo inicio para Batman, dejando de lado las dos magníficas penumbras burtonianas y las erradicables y multicolores dos aportaciones de Schumacher, empezó a entusiasmarme la idea. No era para menos, pues en un principio estaba detrás del proyecto el director norteamericano más prometedor del siglo XXI, Darren Aronofsky, y se planeaba adaptar el sacrosanto Año Uno de Frank Miller. No se podía pedir más.

El tiempo pasó, y las cosas se empezaron a poner feas entre la Warner y Aronofsky. Centrándose en su mastodóntico proyecto de The Fountain, finalmente el proyecto de Batman quedó relegado al limbo de las ideas de emergencia. Sobre las penurias que tuvo que pasar Aronofsky desde entonces hablaremos cuando por fin se estrene su película, la más esperada por un servidor en años.

Christopher Nolan era una joven promesa más dentro del nutrido grupo de new americans nacidos cinematográficamente en los noventa que representan la necesaria renovación del cine de Estados Unidos. Combinando sus fuertes personalidades con una originalidad más formal o argumental dependiendo de los casos, tienen la frescura y el atrevimiento de seguir inventando el cine y demostrando que Hollywood también tiene cosas buenas que ofrecer. Nolan inició su carrera con un par de películas magníficas (Following, 1998 Memento, 2000) en las que demostraba que, lejos de los artificios de la puesta en escena, el suspense también se podía crear jugando con la estructura narrativa de las películas. Y de qué manera.

Después, con Insomnia comenzaría el acercamiento a Hollywood. A Nolan le encargan el remake de un interesantísimo thriller escandinavo que exploraba los límites de la corrupción moral y, aunque cede a unas cuantas inevitables concesiones hollywoodienses, consigue salir muy bien parado, gracias a su talento visual y a un reparto excelente. Se nota que su visión está presente en la película, dándole un matiz más agónico que en el original al insomnio del protagonista. Me recuerda a los remakes de Scorsese: efectivos, respetuosos, propios.

Y, finalmente, es encargado del pendiente proyecto de reiniciar Batman. Abandonando la idea del Añor Uno de Miller, Nolan se encarga de escribir un guión a prueba de fuego junto a David S. Goyer, un guión que humanice al personaje del hombre murciélago y nos cuente sus orígenes y qué le impulsó a convertirse en el quiróptero justiciero de Gotham. La Warner, decidida a tirar la casa por la ventana ante el suculento horizonte de una franquicia resucitada, prepara uno de los mejores casts de los últimos años: Christian Bale, Michael Cane, Liam Neeson, Gary Oldman, Morgan Freeman, Katie Holmes y Cillian Murphy. Así nos ha terminado llegando Batman Begins, la primera decepción gorda del año.

Nunca pensé que diría esto, pero... al final lo peor de la película ha resultado el propio Nolan como director, aquejado de un temprano brote del conocido “síndrome de Ridley Scott”. Pese a contar con un material de derribo en cuanto a la historia que se pretendía contar y un reparto innegablemente excelente, la dirección de Nolan naufraga por todos lados, demostrando, quizás, que le venía demasiado grande el proyecto. Resulta sorprendente la cantidad de material desaprovechado: Gary Oldman como el perfecto Gordon no tiene apenas papel –cuánto se echa de menos aquí el Año Uno–; la historia del gas alucinógeno y el Espantapájaros es de lo más suculenta, pero se queda en mero mcguffin; la aparición del Arkham Assylum y sus dementes inquilinos sueltos en una ciudad psicotropiada no pasa de ser un mero guiño al lector de cómics, pese al jugo cinematográfico que se le podía haber sacado, etc.

Mención aparte merecen las escenas de acción, penosamente rodadas por Nolan, víctima de la última moda imperante en el cine de acción hollywoodiense: planos hiper-cortos, frenéticos movimientos laterales de cámara y montaje aceleradísimo que hacen las peleas totalmente inescrutables. Y es que el peor defecto es la ausencia de la personalidad de Nolan en todos los aspectos de la dirección. Me habría creído perfectamente que la película estaba dirigida por un Gore Verbinsky cualquiera.

Como no todo podía ser malo, quiero destacar que he magnificado la decepción por lo importante que es para mí este personaje, mi favorito absoluto del universo superheroico. Si hay algo que brilla por encima de todos los fallos de la película es la encarnación por parte de Christopher Nolan de Bruce Wayne y Batman. Está perfecto, por fin podemos ver a un ser humano debajo del disfraz de murciélago. Él es Batman, y ya nadie más lo podrá ser. Lo mismo debo decir del resto del soberbio reparto, entre los que destaca ese dios británico de la interpretación, Michael Caine, que pone la piel de gallina cada vez que aparece en pantalla.

El sabor final que me ha dejado la película ha sido agridulce, por su mediocre resultado, pero también por su fantástico potencial. Y es que tengo todas mis esperanzas puestas en la prometedora segunda parte, que espero y deseo que, una vez superados los trámites de presentación del héroe, se centre más en lo interesante de este superhéroe: los villanos y su condición de reflejo del atormentado interior de Batman. Algo me dice que esa segunda parte sí puede llegar a ser la película definitiva de Batman. Espero que así lo sea.

jueves, junio 16, 2005

Lost. Reasons.

Motivos por los que engancharse a Lost:

. El periodo estival, gracias al -relativo- mayor tiempo libre y la influencia del insomnio sofocante, es ideal para fomentar la adicción a series televisivas. Tras Spaced tenía que empezar por alguna. En la recámara tengo Riget, The West Wing of the White House, Sex and the city, Carnivale... y terminar las empezadas y abandonadas por los exámentes primeras temporadas de Desperate Housewives y The L Word. Casi nada.

. El gusto de uno de sus creadores, el señor J.J. Abrams, por los cliffhangers extremos en la tradición de los antiguos seriales radiofónicos y televisivos que te dejaban cortada la respiración con sus abruptos "Continuará..."

. La misteriosa e inquietante trama, que en cada episodio parece evolucionar por un camino distinto y permite elaborar decenas de teorías distintas que compartir en interminables conversaciones repletas de especulaciones de todo tipo. Sí, me gustan las series que te permiten crear tus propias teorías y después desarrollarlas. Salvando las insalvables distancias, no hacía esto desde Twin Peaks.

. La posibilidad de ignorar los pases semanales de TVE -que aglutinan los tres males del cine en televisión: recorte, publicidad y doblaje- y ver los episodios al ritmo que impone el síndrome de abstinencia en v.o. y una excelente calidad de imagen capturada de HD-TV en el ordenador.

. El siempre destacable factor canadiense:


. La curiosidad por comprobar cómo de lejos puede ir un producto comercial al máximo -estamos hablando de la ABC, no de la HBO- en el desearrollo de su planteamiento, y cómo de enrevesada o viciada por miles de influencias más se encuentra mi mente para imaginar o no mil cosas diferentes a lo que al final pueda suceder.

viernes, junio 10, 2005

Tarantino Feetctions

Quienes me conocen llevan sufriendo desde hace casi un año mis destructivas críticas al díptico Kill Bill, fruto de mi frustrante desengaño y tremebunda decepción, creo que la mayor que me he llevado de momento en una sala de cine, teniendo en cuenta la relación entre expectativas deseadas y el resultado final descubierto. Mi reciente quincuagésimonoveno visionado de Pulp Ficiton ha reconfirmado todas mis impresiones, y dado una forma gráfica de ejemplificar las abismales diferencias que veo entre una y otra obra. Y, sí, yo también soy tan jodidamente fetichista como Tarantino. Dos pies, misma actriz, Uma Thurman, nueve años de diferencia. Pero, ante todo, la mayor diferencia es el cambio de perspectiva.


Uno de los planos más sugerentes de Pulp Ficiton nos enseña el sensual pie de Uma visto desde detrás. Desde la lejanía, en una postura atrayente, de invitación. Su sexy arqueamiento ya nos da una idea de dinamismo que se va a hacer presente a lo largo de toda la película, con sus saltos temporales, vaivenes violentos y sucesiones multirreferenciales. Además de estar de espaldas, la planta del pie se nos enseña desde una distancia que no nos permite apreciar sus posibles imperfecciones, como el desarrollo de la película no nos permite detenernos a pensar en lo que nos está contando Tarantino, en su falta o abundancia de originalidad, en lo adecuado o no de la inclusión de ciertas citas específicas. Todo discurre suavemente como la seda, deslizándose por la curvatura circular del talón de Uma.


En cambio, en Kill Bill nos encontramos con todo lo contrario. Lo que en la obra anterior de Tarantino era sugerencia, fluidez, inventiva e imaginación, aquí se torna obscena explicitud, avance a trompicones y previsibilidad, todo defectos recubiertos por una estilización formal que juega en su contra. Muchas veces me he preguntado por qué la exageración hasta el límite, en todos los aspectos, de títulos como Once upon a time in México (Robert Rodrígez, 2003) o Las lágrimas del tigre negro (Fah talai jone, Wisit Sasanatieng, 2000) no me ha molestado e incluso me ha divertido, y en cambio no aguanto la tediosa sucesión de otras, no sólo Kill Bill, sino también Killing Zoe (Roger Avary, 1994) o Natural Born Killers (Oliver Stone, 1994), y, por el momento, creo que es debido a un problema de pretensiones. Los tres últimos títulos me resultan tan absolutamente fallidos por lo afectados que quedan debido a sus respectivas cartas de presentación, a saber: en Kill Bill la estilización formal, en Killing Zoe la sombra nouvell vaguesca que quiso insuflar Avary a la primera mitad de la cinta y en Natural Born Killers la incontinencia audiovisual de Oliver Stone. Pero bueno, como esto iba de pies, intentaré resumir los defectos de Kill Bill análogamente a la forma de presentar en esta ocasión las extremidades inferiores de Uma Thurman: de frente, en primer plano, lo que resalta sus defectos e imperfecciones, con unos dedos de siluetas anárquicas que reflejan los desniveles y altibajos tanto creativos como de ritmo del dúo de películas. Lo que antes resultaba sugerente y sensual ahora se ha vuelto obsceno y casi desagradable. La explicitud de las referencias manejadas –aunque la novia de Truffaut no haya recibido apenas eco, silenciada por el chándal amarillo de Bruce Lee– resulta cargante, sobre todo cuando su realización es casi bochornosa –Leone–.

Con todo, podrán comprobar que soy capaz de reconocer ciertos momentos valiosos de los ejemplos negativos utilizados, lo que demuestra que serán productos desechables, pero realizados por –en el peor de los casos– siempre interesantes directores, lo cual permite salvar magníficos detalles aislados:
. Kill Bill • Nancy Sinatra, Daryl Hannah, metraje en blanco y negro, duelo en la nieve, flash-back Pai-Mei.
. Killing Zoe • Polvo Julie Delpy–Eric Stolz con Nosferatu de fondo, impagable.
. Natural Born Killers • Leonard Cohen.

Mientras llega la siguiente entrega tarantiniana que, con todo, espero con abundantes ganas, toca seguir disfrutando con otra de sus joyas indiscutibles, Jackie Brown, que pasa la prueba de los pies sin ningún problema, ya lo creo:


miércoles, junio 08, 2005

Anger. Pain. Fear. Aggression.

Aunque ya tengo preparada otra memo en la recámara, dejaré que pase un tiempo prudencial antes de lanzarme al suicidio mental de rellenarla, que han sido mucho estrés ya las dos anteriores, podéis creerme.
Hoy voy a recomendar una serie que considero fundamental dentro de la Historia de la ficción en TV. Ya sé lo que estáis pensando, pero no, dejaré Twin Peaks para futuros posts... porque, además, considero que las paranoias del pequeño pueblo maderero trascienden totalmente su condición originaria de producto televisivo para convertirse en una experiencia sensorial en todos los niveles.



En cambio, Spaced es la serie de televisión más eminentemente audiovisual –en todos los sentidos, lo prometo– que he tenido el placer de disfrutar. Como no tengo noticia de que haya sido emitida por ningún canal nacional, ni abierto ni de pago, os situaré un poco a quienes sea la primera vez que oigan hablar de ella. Se trata de una delirante serie cómica –que no sitcom– británica, dirigida por Edgar Wright, al que por lo menos unos pocos podréis asociar a la reciente Shaun of the Dead –sí, ya sé que no te creías que Zombies Party fuera su título original–. La película está protagonizada y co-escrita por Simon Pegg, quien también protagoniza y escribe los capítulos de Spaced junto a la actriz, y así mismo guionista, Jessica Stevenson. Cabe destacar que la producción de la serie es anterior a la citada incursión en el parodiable universo de los muertos vivientes, concretamente su primera emisión corresponde al período 1999-2001. Como ya habréis adivinado, las únicas formas de verla son adquiriendo su edición en dvd británica, o buscando en vuestras simpáticas mascotas ecuestres que os traen regalos de la red.

Resumiendo el argumento-base que, como todos sabemos, en este tipo de series es lo de menos: Tim y Daisy son dos jóvenes londinenses sin pareja que deciden hacerse pasar por una para poder alquilar un piso donde vivir. Ahora paso a exponer de forma un tanto anárquica mis impresiones sobre por qué me resulta tan absolutamente fundamental:

. Multirreferencialidad: ‘cause I’m a freak • Lo primero que llama la atención de cualquier episodio de Spaced es la interminable sucesión de citas, referencias, parodias, emulaciones de todo tipo de películas o situaciones claramente reconocibles de productos de ciencia-ficción o fantástico. Quizás Evil Dead se lleve la palma. Esto hace de la serie lo más postmoderno que he visto hasta ahora en televisión, la técnica batidora de Tarantino trasladada al pequeño formato catódico e insertada de forma admirable y continua en el devenir de la trama, llegando a alcanzar altas cotas de meta-ficcionalidad en ocasiones. Como dato, en su edición en dvd incluye una pista de audiocomentarios dedicada exclusivamente a señalar la multitud de referencias pop-culturales que aparecen en cada encuadre. El visionado de cada episodio es una delicia para cualquier aficionado al cine, sobre todo para aquellos a los que nos empezó a brotar esto de la cinefilofagia gracias a señores como Martin Scorsese o Sam Raimi.

. Cool • La realización de cada episodio es técnicamente impecable. Algo fundamental que condiciona mi admiración por esta serie es la perfecta utilización que ha sabido hacer Wright de, sino todos, una gran mayoría de los recursos audiovisuales que le permiten combinar imágenes con sonidos, movimientos de cámara acelerados y desestabilizadores, encuadres originales, etc. Hay que destacar la impecable narrativa de cada episodio, una montaña rusa de situaciones que se suceden a toda velocidad, y donde cada plano tiene un significado expresivo preciso. Para los fanáticos de la imagen, a los que nos pierden los artificios formales y tenemos reservado un trozo de inmunidad en nuestro ojo crítico a dichos excesos y virguerías nos volverá locos, pero considero que todo este manierismo formal está plenamente justificado teniendo en cuenta a los personajes y lo que se cuenta.

. British Factor • Puede que no mucha gente comparta este principio, pero, opino firmemente que en términos de comedia televisiva el tan etiquetado “humor británico” se lleva la palma. Vuelvo a recalcar que no me refiero a los productos sitcom, donde el paradigma probablemente insuperable formado por el dúo Get a life y Friends ha sentado las bases de todo un filón interminable, incansable y a su vez cansino. No sé cómo teorizarlo, pero me refiero a estructuras más similares a las de esta heterogénea lista de grandes éxitos de la carcajada británica: The young ones, Black Adder, Allo, Allo y, por encima de todo, Fawlty Towers y el inconmensurable Monty Phyton’s Flying Circus. Creo que la diferencia entre el estilo de las antiguas colonia y metrópoli es evidente, aunque no me resulte fácil de explicar. Pues bien, Spaced bebe directamente de su tradición cultural, y se sitúa a la altura de las dos últimas mencionadas.

Por último, hago una brevísima referencia a lo trabajado de los guiones, máquinas de relojería que funcionan al milímetro, todo está medido. El motivo de que haya escrito el post más largo de la breve historia del blog es que me encuentro a dos episodios de terminar de conocer las desventuras de los personajes de Spaced. La brevedad de la serie –tan solo 14 episodios de 27 minutos– es una de sus virtudes, pero también motivo de pesadumbre cuando llegas al final. Al menos me consuela que aún no he visto Shaun of the Dead, pues quería esperar a terminar primero con esto, así que ya pronto podré hacerlo y ver qué tal funciona el imparable esfuerzo creativo de sus creadores en un largometraje.

domingo, junio 05, 2005

Fucking Movies: V

Volvemos con nuevas encuestillas pre-veraniegas –estamos en junio, me pregunto hasta qué niveles de cuestionarios llegaremos en el sofocante e insomne agosto–, esta vez en clave cinéfila. ¿Qué mejor forma de no estudiar para un inminente examen de RR. II. que perdiendo el tiempo ejercitando la nostalgia fílmico-afectiva?

. Número de películas: Sinceramente, ni puta idea. La ordenación y organización de esta ingente masa de vhs, dvd y divx forma parte de mis tareas filodocumentalistas pendientes. Como dato, tengo pensado adquirir una simpática maletita con capacidad para 1000 cds... y eso solamente para el material bajado de la red.

. Última comprada: Curiosamente ha sido en el cada vez menos visitado mercado del dvd español –una vez que pruebas el canadiense, cuesta soltarlo–, y son dos títulos de la Filmoteca Exclusiva FNAC que la cadena francesa se ha sacado de la manga, permitiéndonos disfrutar de determinados títulos Criterion subtitulados al español. Las dos adquisiciones fueron Shadows y Faces, de John Cassavetes.

. Última vista: Ayer mismo, la mencionada Shadows de Cassavetes. Interesante traslado al cine norteamericano de la espontaneidad de la nouvelle vague, y claro precedente de títulos más brillantes e igualmente influidos por la nueva ola francesa como Who’s that knocking at my door, Mean Streets (Scorsese) o Greetings (De Palma). NV rules.

. Cinco películas que repito mucho o significan algo para mí: Como la vez anterior, empieza la feria de injusticias. Para evitar frustrarme demasiado, me limitaré a, como reza la pregunta, enumerar cinco películas de gran significado para mi persona, no necesariamente las que más me gusten o parezcan mejores:


I - Quentin Tarantino - Pulp Fiction // Muy difícil sería de explicar lo que el nervio óptico de un imberbe preadolescente sintió cuando toda la maestría fagocitadora y reensambladora de QT le sacudía con todo el festival audiovisual de imágenes, músicas, escenas, ambientes, personajes y diálogos brillantes que contiene esta película. Además, resulta una experiencia de lo más reconfortante volver a verla cada cierto tiempo, con nuevas películas ya interiorizadas, y descubrir las referencias tarantinianas que quizás antes no habías captado.


II - David Lynch - Blue Velvet // Siguiendo con la vertiente norteamericana de mi corazoncito cinéfilo, le toca el turno a una película de la que ya hablé aquí, y que elijo en representación de todo el placer y alimento cerebral que me ha proporcionado Lynch a lo largo de mi vida, también muy especialmente con Twin Peaks, Lost Highway y Mulholland Drive.


III - Jean-Luc Godard - À bout de souffle // Podría dar muchas razones racionales por las que esta película me parece de las más fundamentales de la Historia del cine, o ponerme a divagar y lamentarme por no haber elegido diez o doce títulos más de Godard... pero ya he dicho antes que en esta lista me iba a dejar llevar más por la emoción: simplemente diré que si hay una escena de toda la historia del séptimo arte que me ponga los pelos de punta de verdad es la que muestra los Campos Elíseos en glorioso blanco y negro, recorridos por Jean Seberg de pelo corto gritando New York Herald Tribune!, Belmondo se le acerca y pregunta Est ce que tu m'accompagne a Rome?. Cine.


IV - Luchino Visconti - Il Gattopardo // La lectura del libro de Tomasi di Lampedusa trastocó todo mi universo literario, y aún no he visto una adaptación cinematográfica que sea tan fiel y apropiada a una de las grandes obras maestras de la literatura. En ella Visconti utiliza toda su sabiduría cinematográfica para trasladar de forma magistral del papel al celuloide la crisis aristocrática exterior y existencial interior del protagonista.


V - Ingmar Bergman - Persona // Porque se trata de una de las películas más desestabilizadoras que he tenido el placer de ver y disfrutar. Como todo Bergman, totalmente protegida del desgaste que podrían producir los sucesivos visionados. Siempre disfrutable, inquietante y sorprendente. Debe ser vista.

Y ya está. Lamento de veras no haber podido incluir títulos tan fundamentales vitalmente para mí como Sunrise (Murnau), Vertigo (Hitchcock), Jules et Jim (Truffaut) o Wonderland (Winterbottom)... así como algún otro titulo de Bergman y Godard –son tantos los que me apasionan–, haber nombrado a Kubrick, y tantos otros...

jueves, junio 02, 2005

Fucking Songs: V

Una de las cosas que más se suele hacer en esto de los blogs son pequeñas encuestillas sobre toda clase de temas que, en teoría, permitan conocer un poco mejor los gustos o aficiones del blogger interrogado. Parece ser que este tipo de prácticas reciben el nombre de memes -lo que no quiere decir que quienes las idean sean memos (#1)-, designación que se refiere a las unidades mínimas de información cultural, que se replican y transmiten entre nosotros. En fin... Richard Dawkins sabrá de qué diantres estaba hablando.

Lo que nos importa ahora, amigos, es que el hermetismo no está a la orden del día -al menos hasta que no empiece a comercializar unas pulseritas de silicona azul cyan con el eslogan "Go [Hermetic]"-, así que me veo en la obligación de contestar al tema de moda actualmente en la blogosfera. Testigo recogido voluntaria-e inconsciente-mente de KesheR, e impuesto por Delirante.

. Tamaño total de los archivos de música en mi ordenador: 51'8 GB

. Último disco que me compré: kof...

. Canción que estoy escuchando ahora: Ahora mismo veo que resuena nostálgicamente Teenage Kicks de los Undertones en la playlist de mi saturado Winamp...

. Cinco canciones que escucho un montón o que tienen algún significado para mí: Como ya sabréis todos, reducir esto a cinco canciones resulta absolutamente imposible, así que la validez de la respuesta es casi inexistente.

I - The Pixies - Where is my mind // Por suponer, casi literalmente, mi bautizo musical en el más apasionado sentido de la expresión.

II - The Velvet Underground - Venus in Furs // Porque, junto a Sunday Morning, son las dos mejores canciones de la Historia.

III - The Turtles - Happy Together // Empatía emocional profunda. Y hay una versión rockera que es la caña, ojo.

IV - Deneuve - La chica del pelo rojo // La canción pop definitva. Chica pelirroja de ayer.

V - Leonard Cohen - Waiting for the miracle // Por elegir una de todas las geniales letras del monstruo canadiense -¿Qué les hacen a los fetos en ese país...? Gente como Cronenberg, Egoyan, Maddin o él no son normales...-. Ideal para perderse en paraísos artificales.

Runners-up:
. Muse - Muscle Museum
. The Beatles - Eight Days A Week
. The Clash - London Calling
. The Bobby Fuller Four - I fought the law
. La habitación roja - Bob
. The Smiths - These things take time
. Discografía completa de Radiohead
. Discografía completa de Lou Reed

Y, bueno... lo siento, pero siempre que me veo en la obligación de hacer listas restrictivas de este tipo, termino frustrándome. Olviden todo lo anterior. Ahora me pongo a Shostakovich para estudiar, hala!